Norma y Jorge

El 8 de junio de 2019 vivimos con la familia de Norma y Jorge la Dedicación de su Casa Semilla, junto a familiares, vecinos y amigos. Fue un momento de celebración, pero que también nos permitió conocer más de su historia y recordar el camino recorrido para llegar hasta este punto.

 

A fines del 2017 empezaron a construir su casa con Hábitat para la Humanidad Argentina dentro del Programa Desarrollo de Barrios del Barrio Los Ceibos, en González Catán. Jorge cuenta: «Fue todo un proceso y un aprendizaje, se aprendió mucho de otros puntos de vista. De no saber nada, hicimos una casa. Nuestro sueño era tener nuestra propia casa de material, 26 años vivimos en la casita». 

 

Están juntos desde hace 28 años, y vivían con tres de sus hijos en una casilla que comparten desde hace 26, aunque su familia es más numerosa. El hacinamiento y las precarias condiciones habitacionales de hundimiento del terreno, paredes de madera y techo de chapa por el que se filtra la lluvia afectaron la salud de Norma que sufre de diabetes, hipertensión y de problemas respiratorios y de movilidad. Estas viviendas, además, se ven mucho más perjudicadas por el deterioro propio del paso del tiempo.

 

Norma es ama de casa y dicta lecciones sobre la Biblia en la Escuela Dominical de la Iglesia a la que pertenece y donde también cocina para los chicos. Jorge, de oficio electricista, estuvo trabajando muchos años como encargado de una escuela, haciendo un reemplazo, y justo al momento de empezar la construcción de su casa se quedó sin trabajo. Dentro de la desesperación encontraron el lado positivo: Norma se ocuparía de las compras y lo administrativo y Jorge de las tareas de autoconstrucción que no habría podido llevar a cabo de otra forma, y mientras tanto realizó trabajos temporales y siguió buscando un empleo fijo. Afortunadamente, el día de la Dedicación ya hacía tres semanas que Jorge estaba trabajando.

 

En el pasado, la familia había intentado mejorar las condiciones del lugar donde vivían: a pesar de contar con un lote propio, en su historia cuentan una estafa y abandonar una construcción por falta de dinero. A pesar de todo esto, las ganas y la determinación de esta familia la llevaron a emprender el desafío de modificar su realidad de vivienda, algo que dicen, nunca habían podido hacer. 

 

 

 

Norma y Jorge junto a Gabo, del equipo de HPHA. Atrás se ve la casilla que fue reemplazada por una nueva realidad habitacional.

 

Al saber de Hábitat en el barrio, Norma se acercó al Club Beromama, donde se brindaba información a las familias: «Nos acercamos a Hábitat en dos etapas: en el Beromama no se pudo hablar porque la gente decía que se necesitaban muchos requisitos». Así que Norma dio media vuelta y se fue. Pero otro día, Jorge estaba en la vereda: «Venían los chicos de Hábitat con la remera y empezó la charla: me invitaron a los talleres,  fui a llevar los papeles del terreno, aprendí a hacer economía para la autoconstrucción y después fueron trayendo gente». Sus hijos se involucraron muchísimo en lo constructivo y aprendieron cada día.

 

El momento de más emoción fue cuando recordaron a los grupos de voluntarios y a los amigos como Juan, albañil y vecino que en el momento más difícil, de desempleo de Jorge, no dudó en ir a ayudar en la obra. También tuvieron presente a los voluntarios de Aldea Global provenientes de Estados Unidos: «Nos entendíamos en el idioma del amor».

 

Entre lo que queda de esta experiencia, Norma resalta: «La amistad que se formó con las personas que trabajan en Hábitat: cuando uno quería bajar los brazos, ellos venían y te decían: ¡Adelante! Hay que estar en el momento, habían veces que estábamos mal y había que darle para adelante.» 

 

Celebramos el nuevo comienzo que hoy vive la familia: recordamos cuando a la segunda hilera de ladrillos Norma ya imaginaba la puerta que quería para el baño, o la alegría y entrega con que recibieron a todos los voluntarios que fueron a ayudarlos a construir su casa. Para Nico, uno de los hijos de la familia, una nueva casa significa tener un lugar para estudiar, iluminado, muy distinto de las condiciones de la casilla. Esto permite que hoy esté evaluando qué estudios emprender. Entre sus elecciones posibles está Inglés, interesado en otras culturas después de conocer a los voluntarios de Aldea Global.

 

Jornada de Construcción junto a los voluntarios de Bloomberg, empresa que auspició la vivienda.

Esta historia nos confirma, como tantas veces decimos, que las personas solo necesitan una oportunidad. En palabras de Jorge: «Es una experiencia hermosa, es vivirlo para poder contarlo».

 

Mirá brigada de fe en acción del 2018 en su casa en construcción, cuando los voluntarios colocaron en los ladrillos mensajes de amor y esperanza para la familia.

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