Uno de los fenómenos con mayor crecimiento durante las últimas décadas fue la expansión de los barrios populares a lo largo de todo el país. Las ciudades son las zonas de mayores oportunidades, donde se concentran los empleos, hospitales y escuelas. Sin embargo, para muchas familias el acceso al suelo para construir una vivienda sigue siendo virtualmente imposible en la ciudad. Esto, entre otras causas, es lo que condiciona la expansión y consolidación de los barrios populares y asentamientos.
Autoconstrucción y autogestión
El crecimiento de los mismos se da a través de la autoconstrucción. De esta manera, las viviendas tardan años en construirse con deficiencias estructurales que pueden ser un riesgo para quienes las habitan. A su vez, estos barrios quedan excluidos de la lógica urbana y de los servicios públicos. Las familias viven sin conexiones seguras a las redes de gas y luz, sin cloacas, sin alumbrado público, sin veredas ni transporte público.
Las promesas de oportunidades laborales que trajeron a muchas familias a los centros urbanos, excluyen a quienes viven en estos barrios. La falta de una “dirección formal”, la distancia con el centro e incluso los prejuicios son una barrera para los jefes y jefas de hogar que buscan un empleo. Así es como deben tener trabajos informales, sin derechos laborales reconocidos y peores salarios. La informalidad habitacional conlleva informalidad laboral.
Durante años, desde el Estado se decidía ignorar (o incluso erradicar) a las familias y a sus barrios. Pero los barrios populares no dejaron de crecer, aun cuando la economía argentina parecía repuntar. El acceso a las ciudades en general y a la vivienda en particular fueron motores para que esto así sucediera.
Nuevo paradigma
Hace algunos años, y con el Registro Nacional de Barrios Populares como ejemplo de ello, el paradigma parece haber cambiado. El Estado pasó de ignorar o erradicar estos barrios a querer integrarlos a las ciudades, respetando su identidad y aprovechando los fuertes lazos comunitarios. Como parte de esta visión, la Secretaría de Integración Socio Urbana de la Nación (SISU) está llevando adelante el Programa “Argentina Unida por la Integración de Barrios Populares”.
En ese marco, desde Hábitat para la Humanidad Argentina llevamos adelante el primer paso en un barrio con el cual nos une mucha historia. En Saladero, en Bahía Blanca, finalizamos un Proyecto de Obras Tempranas (POT) que dejó conexiones intradomiciliarias de agua corriente, arbolado, veredas y canastos de basura. Con esta obra, 160 familias cuentan ahora con agua segura en sus casas. Además, los 2400 metros de vereda, las 60 rampas, los 89 árboles y los 50 canastos ponen en valor el espacio público del barrio. Para los vecinos de Saladero, ahora es posible y seguro salir a la calle cuando llueve.
Construir con el barrio
Pero más allá de lo construido, hubo otro elemento que generó gran impacto en el barrio: la Cooperativa White Trabaja. Quienes llevaron adelante las obras fueron los propios vecinos del barrio unidos bajo esta cooperativa. El empleo formal llegó al barrio, las oportunidades llegaron para las familias del barrio. Y, estas oportunidades se transformaron en conexiones de agua y veredas para sus vecinos.
Este tipo de emprendimientos solo son posibles si hay un deseo lo suficientemente fuerte por salir adelante y una comunidad organizada. La mayoría de los miembros de la cooperativa dependían de trabajos temporales, que aparecían sin previsibilidad. Esto hacía que pasaran meses sin trabajar y con mucha incertidumbre.
“La cooperativa surge por la necesidad de generar empleo en nuestra comunidad. Estamos muy felices de poder aportar trabajo a nuestras familias del barrio y contentos de poder ayudar a nuestros vecinos a acceder a los servicios básicos”, sostiene Cinthia, una de las vecinas y miembro de la cooperativa, integrada en un 30% por mujeres. Esta representación de mujeres, si bien no llega a la paridad, es un gran avance. En el rubro de la construcción, las mujeres están fuertemente subrepresentadas.
La integración, entonces, está pensada desde diversas perspectivas. No solo se trata del acceso a servicios básicos, que recién comienza. También es llevar trabajo e igualdad de oportunidades a Saladero.
La historia con el barrio
Hábitat para la Humanidad Argentina está presente hace seis años en el barrio. Allí iniciamos operaciones junto a Dow Argentina y llevamos adelante muchos proyectos. Algunas de las personas que hoy componen la cooperativa, adquirieron conocimientos de construcción a cuando hicieron su vivienda con el proyecto de Casa Semilla. También llevamos adelante reparaciones sanitarias a través del proyecto Salud y Vivienda, e hicimos mejoras de impacto con Proyecto Hogares.
Estos seis años consolidaron una relación entre los vecinos y nosotros. El Proyecto de Obras Tempranas y la creación de la Cooperativa White Trabaja son, de alguna manera, el resultado de estos años de trabajo en conjunto. Para nosotros, este proyecto es una confirmación de que se pueden hacer cambios con un trabajo entre varios actores, y nos da la satisfacción de la tarea cumplida, viendo el crecimiento de la comunidad.
El proceso de integración va a continuar en el futuro. Todavía quedan varias problemáticas pendientes. Lo hecho es solo un primer paso.