El 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente, un movimiento para inspirar un cambio positivo, reflexionando sobre los riesgos de continuar por el mismo camino y llamando a la acción. En ese marco, proponemos conversar acerca de las viviendas resilientes como una respuesta al cambio climático.
Entendemos a la resiliencia como la capacidad de los centros urbanos (y sus poblaciones, empresas y gobiernos) y los sistemas de los que dependen para anticipar, reducir, acomodar o recuperarse de los efectos de un evento peligroso de manera oportuna y eficiente.
Las consecuancias climáticas son cada vez más frecuentes y las sufren, especialmente, las personas en situación de vulnerabilidad. Muchos barrios populares se ubican en zonas inundables y las viviendas tienen problemas estructurales.
Según un estudio del BID, por cada dólar invertido en adaptación, pueden evitarse USD 3,50 de pérdidas materiales. Por eso, en el marco de la campaña #HogarEs, pedimos un cambio a favor de estas poblaciones: invertir en infraestructura, fortalecer las comunidades y empoderar a las personas.