En 2002, después de años de trabajo por parte de dos grupos, uno centrado en una Iglesia Bautista de Luján, mientras que el otro lo lideraban maestras del colegio americano Lincoln de Buenos Aires, nacía Hábitat para la Humanidad Argentina. Así que en 2022 cumplimos dos décadas. Los números redondos nos invitan a la reflexión, a mirar el camino recorrido. Entonces es natural que surja la duda “qué son 20 años”, como parte de ese catálogo de “preguntas frecuentes” que aparecen durante tiempos reflexivos. Y, así como aparecen muchas preguntas, también hay muchas respuestas para cada una de ellas. Por eso, intentaremos esbozar algunas para acercarnos a alguna conclusión.
En promedio, una familia tarda veinte años en autoconstruir su casa. El fenómeno de la autoconstrucción alarga y encarece los procesos. Este es uno de los diagnósticos que hicimos durante este tiempo. Nuestro objetivo es acompañar a las familias, que puedan acortar tiempos y costos, y, al mismo tiempo, lograr un objetivo superador. Durante estos veinte años, alcanzamos más de dos mil soluciones constructivas.
¿Y qué autoconstruimos nosotros en este tiempo? “Nosotros” somos los que formamos parte de Hábitat para la Humanidad Argentina: todos los empleados, voluntarios, familias, donantes, empresas y organizaciones aliadas que pasaron durante los últimos veinte años. Lo que hoy es Hábitat Argentina es aquello que autoconstruimos las cientos de personas que en algún momento se involucraron por la causa de la vivienda. Por eso, lo que construimos es una obra viva, un proceso de cambio en un doble sentido, generador de cambios y cambiante en sí mismo.
Los veinte años también se pueden medir en historias, en miles que tuvimos la suerte de ser parte. Familias que nos dieron una oportunidad para que juntos podamos construir un futuro más esperanzador, de voluntarios que pusieron su tiempo y corazón en la causa de la vivienda, de trabajadores de empresas que, gracias a una brigada, pudieron conocer nuevas realidades. Veinte años en historias que valen la pena escuchar.
También fueron décadas de desafíos. Hacinamiento, crisis habitacional, falta de acceso al alquiler, a servicios públicos, son algunas de las problemáticas que venimos alertando y con las que estamos trabajando hace veinte años. Estamos muy lejos de decir que pudimos solucionarlas. No por eso vamos a dejar de hablar, de mostrar las cifras, de ocuparnos del tema. Fracaso será el día que dejemos de intentarlo.
Hay una definición, una conclusión que resuena en nosotros y puede ser la que mejor responda la pregunta original: 20 años no es nada. Por un lado, no es nada porque no podemos quedarnos en lo hecho, sino debemos salir a lograr nuevas cosas, mirar para adelante, aprendiendo de lo que dejamos atrás. 20 años no es nada porque todavía nos quedan muchos desafíos pendientes, mucho por hacer y aprender. 20 años no es nada porque seguimos con el mismo entusiasmo que en el primer día. 20 años no es nada porque tenemos la certeza de que todavía queda mucho por hacer. Por eso, este cumpleaños no se trata de celebrar lo que logramos tanto como de impulsarnos para lo que lograremos.
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