Junto a Schneider Electric llevamos adelante una primera iniciativa conjunta: un ciclo de reparaciones eléctricas para viviendas de Tres de Febrero y La Matanza.
Con la pandemia, el hogar se transformó en un sinónimo de seguridad. Hasta la aparición de las vacunas, la recomendación era quedarnos en casa. Sin embargo, para miles de personas en nuestro país la vivienda no es un lugar seguro por varias razones. Entre ellas, se cuenta la falta de seguridad eléctrica que puede producir incendios por sobrecalentamientos, y electrocuciones por ausencia de instalación asegurada o falta de conciencia sobre el riesgo eléctrico.
El trabajo en conjunto con Schneider Electric Argentina, especialista global en automatización y administración energética, nos permitirá, durante el 2022, llevar adelante un ciclo de reparaciones eléctricas para viviendas consistente en el dictado de talleres de capacitación sobre reducción de riesgo eléctrico y entrega de materiales para hacer las mejoras en las viviendas. Ésta es la primera iniciativa conjunta de ambas organizaciones.
El auspicio de este ciclo de reparaciones eléctricas beneficiará a 200 personas de Tres de Febrero y La Matanza, en la Provincia de Buenos Aires. De esta manera, las familias de barrios vulnerables contarán con conocimientos que les permitirán identificar los riesgos eléctricos en sus viviendas y, a su vez, tendrán herramientas y materiales para realizar cambios y mejoras, generando un impacto positivo en cada una de ellas. Para
Schneider Electric, el acceso a la energía y a la tecnología es un derecho humano básico. “En la mayoría de los casos, las familias construyen sus casas por sus propios medios, pero al no contar con recursos suficientes y especialmente, el conocimiento específico para las instalaciones eléctricas, sanitarias o de albañilería, las viviendas resultan, en muchos casos, inseguras.” Explica Edgardo Cuk, director de sustentabilidad y nuevos proyectos de Schneider Electric.
El peligro de un servicio público inaccesible
En noviembre de 2021 tomó estado público el caso de un niño de La Matanza que falleció electrocutado mientras se lavaba las manos. Este hecho gravísimo lamentablemente no es un evento aislado. Son miles los “accidentes” evitables producto de las malas condiciones de las instalaciones eléctricas, de agua y edilicias. Para un gran porcentaje de las familias que viven en barrios populares, los servicios públicos son inaccesibles y deben acudir a conexiones informales que las exponen a una situación de mayor vulnerabilidad.
Por eso, cuando debatimos sobre energías, debemos plantearnos la problemática del acceso a las mismas. Es imprescindible garantizarlo, para evitar conexiones inseguras que pongan en peligro la vida de miles de personas.
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